Soy una
mujer de mundo y lamento defraudarte si es que pensabas encontrar que en este Blog historias contadas por una prostituta, pues finalmente algunos de los atributos que ensalzan al varón como zorro, aventurero, hombre público, u “hombre de mundo”, cuando son atribuidos a una mujer éstos se convierten en sinónimos de “puta”, pero no, yo no soy una prostituta, aunque no tengo nada en contra de las sexo-servidoras, pues finalmente ellas son uno de los resultados de la injusticia social.
Si fuera un hombre de mundo seguramente pasaría de los cuarenta años, tendría arrugas en la frente y cabello canoso o no tendría cabello, pero igual me celebrarían aquellos que me rodearan por tener un cúmulo de pertenencias, poder e influencias además, claro está, de mil vivencias que contar; entre ellas mis múltiples amoríos, largos viajes, anécdotas casi inverosímiles, y una vasta experiencia en “todo”, dado mis trotes por el mundo. Pero no, yo no soy la versión femenina del concepto de “hombre de mundo”.
Yo soy una
mujer de mundo porque estoy preocupada y me mantengo ocupada en diversos asuntos que deberían importarnos a todos. Sí, a T-O-D-O-S por el solo hecho de vivir en este planeta y compartir el mismo ADN que nos distingue como especie humana.
A través de este Blog te compartiré algunas de las peripecias, avances, acontecimientos, aberraciones y un sinfín de situaciones que he venido viviendo u observado en los países (hasta hoy 49) que voy visitando. Bajo la convicción de que esos asuntos te atañen a ti también, te iré compartiendo cosas vistas desde mi perspectiva muy particular por ser una
mujer de mundo. Mantente al tanto…