sábado, 29 de diciembre de 2012

Afrenta Personal

Noticias en la televisión, Internet y periódicos narraron: Joven de 23 años, estudiante de medicina, saliendo de un cine en Delhi fue violada en pandilla. Su vientre destrozado, vísceras arrancadas y golpes brutales la hicieron debatirse entre la vida y la muerte y, después de dos semanas, ayer perdió la batalla...

La memoria de su caso está fresca en la memoria de quienes, con horror, supimos de la crueldad del caso. Muchas mujeres  -y hombres simpatizantes- hemos asumido su muerte como una afrenta personal y, desde nuestras respectivas trincheras seguiremos -o iniciaremos- una lucha que no permita que su muerte -o la de incontables mujeres que murieron en circunstancias similares- sea en vano.

Tenemos que desempolvar nuestra memoria para recordar que, durante incontables milenios, la mujer fue objeto de veneración, culto e inspiración. Ella fue símbolo de sabiduría, justicia, vida y regeneración. Esa memoria ancestral está en nosotros, podemos comenzar por recordar que cada uno de nosotros fuimos gestados en su vientre…

Las mujeres somos la mitad de la humanidad y, como alguien diría, para que la humanidad pueda volar necesita dos alas, la masculina y la femenina.

Sin saber su credo, encendí una vela en homenaje por su vida, su llama me hizo recordar que la llama de la esperanza y el amor es más fuerte que la del odio y el desamor. Descanse en paz.